Páginas

martes, 8 de septiembre de 2015

La cultura del "Me Gusta"

Esta es una investigación que hice para la carrera de Comunicación Social, en la materia Problemáticas Socioculturales Contemporáneas.
Introducción:
En el marco del fenómeno facebook de la última década, a continuación se presentará un análisis de las causas y las consecuencias que genera en la sociedad actual el elemento “me gusta” de dicha red social, y cómo este influye en la identidad de los usuarios.


Para comprender el transe en el cual estamos inmersos, Bauman deja en claro el concepto de los tiempos líquidos en el que la sociedad vive y se desarrolla actualmente. La globalización es el gran producto y al mismo tiempo el gran motor detrás de la modernidad líquida. Como proceso busca precisamente romper la mayor cantidad de barreras, terminar con esos límites que se consideraban impenetrables; la globalización invita al movimiento constante, a no echar raíces en ningún lugar, a ser ciudadano del mundo y a ser ciudadano de ningún lugar. La política, ética y la cultura atravesaron el gran cambio que implicó pasar de lo sólido a lo líquido. Basta ver los nuevos estándares de la ética, tan distintos a aquellos que se pregonaban tiempo atrás, las pautas sociales se han aflojado por decirlo de una manera, la antigua rigidez de las mismas ahora parece más bien inestable.

“La vida líquida es una vida precaria y vivida
en condiciones de incertidumbre constante”
Zygmunt Bauman, Vida Líquida


El fenómeno facebook

Facebook es un sitio web de redes sociales creado por Mark Zuckerberg y fundado junto a Eduardo Saverin, Chris Hughes y Dustin Moskovitz. Originalmente era un sitio para estudiantes de la Universidad de Harvard.

Actualmente cuenta con más de 1650 millones de usuarios activos, en más de 110 idiomas disponibles.

El muro es un espacio en cada perfil de usuario que permite que los amigos escriban mensajes para que el usuario los vea. Sólo es visible para usuarios registrados. Permite ingresar imágenes y poner cualquier tipo de logotipos en tu publicación. En 2011, Facebook comenzó a implementar un sustituto del muro, el cual lleva por nombre Biografía.

Nuestro elemento: “Me gusta”

El Botón «Me gusta» es una función que aparece en la parte inferior de cada publicación hecha por el usuario o sus contactos (actualizaciones de estado, contenido compartido, etc), se caracteriza por un pequeño ícono en forma de una mano con el dedo pulgar hacia arriba. Permite valorar si el contenido es del agrado del usuario actual en la red social, del mismo modo se notifica a la persona que expuso ese tema originalmente si es del agrado del alguien más (alguno de sus contactos). Anteriormente iba a ser llamado "Me impresiona" pero los usuarios decidieron nombrarla "Me gusta", aunque también es llamado incorrectamente en español con el término "Like".


Los “Me gusta” y la hormona del amor

Así lo decía un informe del portal “Día a día”:


“Un estudio revela que un "Me Gusta" en Facebook o un "RT" en Twitter, producen el mismo efecto que un beso.

El neuroeconomista Paul J. Zak, profesor de la universidad Claremont (EE UU) tomó muestras de sangre a sujetos antes y después de usar estas redes sociales, llegando a la conclusión de que se producía oxitocina (la hormona del amor) en la misma medida que el cuerpo las segrega con besos o abrazos.

Este estudio también señala la oxitocina como principal razón por la que los usuarios de Facebook y Twitter sienten la necesidad de conectarse a estas redes sociales, ya que su uso estimula la producción de la hormona.”

Podemos observar en primer término, la atracción que las redes sociales generan en nuestra sociedad. Ahora, vamos a profundizar más aún en el botón “Me gusta”, para conocer cuáles con las múltiples interpretaciones que los usuarios tienen sobre él.

La tecla “Me gusta” ha multiplicado la ambigüedad de las personas. La palabra gustar ya es aséptica y confusa en sí misma. Mucho más si se pone, un botón mediante, y sin que medie palabra escrita alguna.

Se ha empleado grandes cantidades de energía mental y tiempo en averiguar los significados que puede tener un Me gusta. Los Me gusta estimulan profundas convicciones: no son gratuitos y quieren decir algo.

Facebook en su definición oficial del botón "Me gusta", solo apunta que es "un modo de hacer un comentario positivo (feedback, dice la definición original) o conectar con cosas o personas que te interesan sin tener que dejar nada por escrito.

Existe la posibilidad de dejar claro que "Te gusta que al otro le guste X". Por ejemplo, se puede decir que Te gusta que otra persona esté escuchando una canción o que Te gusta que le guste un artículo de cierto diario. Tranquilamente se puede decir sin parar sin que sientas que te estás implicando demasiado. En definitiva es un Me gusta. 

“La tecla Me gusta cubre un amplio territorio que puede abarcar desde lo que no te interesa demasiado hasta aquello a lo que le tienes cariño, y también lo que realmente te apasiona. Sin gradaciones, es un botón verdaderamente fácil de pulsar por impulso", dice Victor Pineiro.

¿Por qué darle tanto importancia a un Me gusta? Eso han intentado averiguar algunos investigadores como el profesor de Psicología Larry Rosen de la Universidad Estatal de California. Para él los Me gusta de Facebook son un ejemplo de lo que esos nuevos profesionales que se hacen llamar Ciberpsicólogos definen como empatía virtual.

Todos sabemos que la empatía es la habilidad de entender al otro y ponerse en su lugar. ¿Pero es posible cubrir todo eso con un Me gusta? Lo que sorprende a los observadores de los comportamientos virtuales es lo bien que hace sentir un Like, a pesar de su naturaleza intangible.

Larry Rosen en su laboratorio averiguó quiénes le daban con más frecuencia a la tecla, y la respuesta fue que casi todos los usuarios de Facebook la usan mucho más que una vez al día: Un 52% de los adolescentes (nacidos en los años 90), un 45% de los jóvenes menores de 30 años, un 32% de la llamada Generación X (nacida entre los años 70 y 80) y un 24% de los Baby Boomers (nacidos entre 1940 y 1960). 

Otro trabajo, liderado por Alexander Spradlin, se dedicó a comparar los efectos de la empatía virtual con la que conocemos toda la vida. Como era de esperar, la empatía cara a cara era seis veces más eficaz que la virtual para hacer sentir a alguien acompañado. Sin embargo, los investigadores se sorprendieron de cómo a pesar de ello, “nos encanta que nos llenen de Me gustas”. "Parecería no solo que la gente siente que gusta, sino que, además, se siente amada", dijeron los autores, que destacaron que “la gente que era virtualmente sociable y repartía Me gustas a diestro y siniestro era también la que solía hacerlo en la vida real.”

De todas maneras, expertos como la Dr. Moira Burke, investigadora de datos de Facebook, advierten que darle al Me gusta es el modo más vago de interactuar, y que lo realmente incrementa el capital social y reduce la sensación de soledad de un usuario es la "comunicación compuesta", es decir la combinación de Me gustas, comentarios y mensajes privados.

En los inicios de Facebook, todos se hicieron fan de cientos de grupos solo por su nombre (ahora computan como Me gustas).

Michal Kosinki, un investigador de la Universidad de Cambridge se ha dedicado a averiguar todo sobre 58.000 voluntarios partiendo como única información de sus Me gustas. No sabía nada de ellos, ni siquiera si se trataba de hombres o mujeres.

Solo a través de los Likes su equipo adivinó el género con un 95% de precisión y la raza con un 93% de aciertos. También predijo la homosexualidad masculina en el 88% de los casos, y la femenina, en el 75%, la religión (82%), si eran demócratas o republicanos (85% de aciertos) y si fumaban, bebían alcohol o consumían drogas (73%, 70%, 65% de precisión).

“Hubo Me gustas bastante obvios. Por ejemplo, hacer un clik en Jesús se consideró un predictor fuerte para ser cristiano y los Me gustas a la serie Glee coincidieron casi al 100% con la población gay masculina del estudio.

Sin embargo, hubo otras asociaciones impredecibles y bastante absurdas. Los Me gusta en las Curly Fries (patatas fritas en espiral) y en La Voz de Morgan Freeman se asociaron con un cociente intelectual alto, mientras los Likes en las motos Harley Davidson eran propios de lo que tenían pocas luces. Por otro lado, a los que le gustaba la última versión de Batman "El caballero oscuro ..." se les asoció con una vida social pobre y pocos amigos en Facebook”.

Nuestra problemática a partir de esto

Estar conectados socialmente es una necesidad humana. SOMOS SERES SOCIABLES. La hiperconectividad tiene sus consecuencias, y un estudio de la Universidad de Michigan reveló que cuanto más usas Facebook, más triste estás.

En el pasado, y constantemente en la actualidad, ha sido y es comprobado que el papel reflexivamente pasivo ante los medios de comunicación y las fuentes de entretenimiento erosionan nuestra visión. 

Para la mayoría de los usuarios, la red social parece definirse según lo que quienes la componen hacen de ella, aprovechando todo lo que está a su mano y no por lo que se les impone desde la empresa que la dirige. De hecho, la gran parte de los usuarios ni siquiera se cuestiona el funcionamiento y la experiencia en Facebook, simplemente la vive, disfrutándola o sufriéndola aleatoriamente en un disciplinado silencio.

La pasividad crítica que tenemos ante nuestra experiencia en lo que no es compartida por algunos científicos, sino que es estudiada para identificar algunas de las consecuencias que tiene nuestra interacción diaria con las invitaciones masivas para juegos, los debates políticos y filosóficos, las celebraciones, las vergüenzas ajenas, la asistencia visual a los éxitos de los “ganadores” en forma de álbumes de fotos, los comentarios hirientes y los totalmente inútiles, los mensajes privados acosadores, el “visto” destructor de relaciones, la lucha interna y externalizada por los “Me gusta”. Todo eso nos deprime.

El estudio

Cuanto más utilizamos Facebook, más tristes somos. Es decir, la superficie Facebook parece ser la fuente primaria de la satisfacción de nuestra necesidad de conexión social, pero lo cierto -según el estudio- es que en vez de generar esa satisfacción, Facebook puede llegar a socavar nuestro bienestar haciéndonos más tristes y deprimiéndonos ante la sensación de ser menos exitosos que otros o no sentirse lo suficientemente valorados.

El estudio siguió a dos grupos de participantes haciéndoles preguntas muy simples, pero a la vez muy centradas en el control riguroso de cuánto tiempo, cómo habían utilizado la red social y cómo se sentía. A los participantes se les envió un mensaje de texto cinco veces al día durante dos semanas para examinar cómo el uso de Facebook influía en dos componentes del bienestar subjetivo: Cómo se sentían de un momento a otro y qué tan satisfechos estaban con sus vidas. Situando el foco sobre la cantidad de preocupación y soledad que sentían en el momento inicial y al final de las respuestas, el resultado indicó que desde el momento en el que se comienza a usar Facebook hasta el día actual, hay un deterioro de la experiencia. Pero además, también se identificó una variable emocional dentro del mismo día, ya que luego de utilizar durante varias horas Facebook (o de ver mucho contenido de una vez, que sería lo mismo), los usuarios comenzaban a sentirse un poco deprimidos ante lo que veían.

¿Qué pasa cuando una red social que se adoptó con el fin de acercarnos a las personas que habíamos dejado de ver para conectarnos con nuestro pasado y convertirlo en nuestra actualidad se convierte en un fenómeno social que provoca una hiperconexión tan insostenible que hasta nos termina deprimiendo? Los investigadores analizaron que el uso de Facebook tiene cualidades largamente positivas luego de los primeros días de utilización. Ahí es cuando el usuario comienza a encontrar amigos, a visitar todo lo que han hecho, a conocer a sus familias, sus logros.

El poder comparativo que tiene Facebook es imponente, y la competencia social que existe es altamente reconocida, aunque opere más o menos inconscientemente en nosotros. El estudio -así como ya lo repite el sentido común por estos días- indica que en Facebook damos lo mejor de nosotros y que seleccionamos qué compartir, cómo, con quién, cuándo y de qué manera, siempre apostando a generar la mejor recepción posible. Es la preponderancia de la que hablamos más atrás, la de buscar “Me Gusta”; validadores de la posmodernidad que nosotros creemos operan a favor de nuestra inseguridad existencial.

Siguiendo esta hipótesis, el estudio de los científico de la Universidad de Michigan identificó u deterioro en el uso de Facebook a lo largo del tiempo para el usuario promedio, ya que a medida que completa sus comunidades de personas conocidas, lo que le queda es la interacción diaria con lo que estas otras personas comparten en sus muros y en la repercusión que esto tiene en quien los observa y evalúa a través de comentarios y Me gusta, aunque también en silencio e inconscientemente. Los investigadores señalan que “más de tres cuartas partes dicen que comparten sólo las cosas buenas que les pasan con sus diferentes comunidades de amigos en Facebook, mientras que el 36 por ciento dijo que comparte también “cosas malas” descontando que parte del 36 por ciento no haya sido muy honesto o que la otra parte entienda como positivas cosas que en realidad no los dejan tan bien parados, la preponderancia de la publicidad personal impacta negativamente en la percepción del éxito personal de quien las observa. Pasar muchas horas frente al éxito de los demás, según el estudio, nos hace sentir menos seguros y más tristes, lo que deriva en una depresión leve.

El estudio llamó a esta conclusión la teoría “FOMO” (siglas en inglés de Fear Of Missing Out, “Miedo a estar perdiéndose algo”), sintetizado en el efecto que produce ver a otras personas compartiendo momentos felices mientras que uno está trabajando o simplemente no tiene nada feliz para compartir. A favor de esta postura, otros estudios recientes indicaron que la percepción del aislamiento social en términos de cuán solo se siente alguien, es un determinante mucho más poderoso del bienestar que el verdadero y objetivo aislamiento social que está sufriendo la persona. Así como nuestras relaciones producto de la hiperconectividad, nuestro malestar tiene en parte una raíz virtual, aunque nos exponga a consecuencias reales.

Bajo la misma experimentación, los responsables del estudio hablaron de otra causa posible para la depresión hallada, y es que las personas usen Facebook cuando ya están deprimidas y cuando ya se sienten mal. Según lo expuesto anteriormente, esto no refutaría la teoría FOMO, ya que al terminar el periodo de prueba quienes ya se sentían mal no se sentían mejor, sino peor.

En concreto, la detección de lo que produce un Me Gusta aparece en una región llamada núcleo accumbens en nuestro cerebro, que es la encargada de procesar los sentimientos gratificantes, que son producidos por elementos naturales y sociales como ser la comida, el sexo, el dinero y la aceptación social. Ante las pruebas de los científicos, cada vez que una persona obtenía una alabanza en forma de valoración positiva de las redes sociales ante algún comentario, publicación o lo que fuere, esta región se hacía más activa. La afirmación social que produce un Me Gusta es como un pequeño aplauso de pie, un asentimiento a nuestras palabras, una risa ante nuestros chistes. Y como nuestro cerebro tiene una fuerte capacidad adictiva a lo que da placer, la razón por la cual mucha gente pasa tanto tiempo en Facebook comentando cosas y compartiendo otras se desvela aún más.



Es que como los “Me gusta” que nos dan son esporádicos, el cerebro reacciona mejor a ellos y los valora por su aparición ante cierta escases (se disfruta más la comida cuando hace mucho que no comes, etc.). En otras palabras, la adicción a Facebook y a sus Me Gusta se convierte en una necesidad de la propia psiquis de la persona para buscar legitimidad social y satisfacer la necesidad de placer extra que ha creado. La ecuación es simple, aunque el proceso sea involuntario: más contenido y más tiempo en Facebook, más posibilidades de recibir un Me Gusta y de darle placer a nuestro cerebro.

La necesidad de aprobación

Un equipo de investigación de la Facultad de Informática de la Universidad McGill, publicó un documento que demuestra una forma de crear falsos “Me gusta” en Facebook sin necesidad de utilizar spam o robots.

El equipo de la Universidad McGill dice que Facebook fue avisado de este fallo hace dos años e incluso se ofrecieron en ayudar a solucionar el problema, pero que aún permanece el problema en la red social. Se trata de un método por el que cualquier persona puede crear tanto falsos “Me gusta” como quiera. Algo que sin duda resulta un tipo de fraude sobre todo cuando los anunciantes de páginas web pagan unas cuotas por su publicidad o contenidos en función de la popularidad que alcanzan en la red social.

El método permite a los usuarios crear 100 falsos “Me gusta” en tan solo 5 minutos y que aunque se puede hacer de forma manual, también es fácil de automatizar a través de la API de Facebook Like con tan sólo incluir 20 líneas de código Python, y con las que los programadores del equipo de investigación han sido capaces de conectar con los sistemas de Facebook y automatizar el proceso de generación de “Me gusta” de forma masiva.

Según las demo creadas por la Universidad McGill, el método consiste en ir al contenido publicado en páginas de periódicos importantes donde se tiene un control de los “Me gusta” que obtiene el artículo por los lectores y copiar la URL del artículo para posteriormente ir a Facebook y compartir dicha noticia.

Este es un ejemplo que encontramos en Youtube: Cómo Tener Muchos Me Gusta en Facebook 2015 | FUNCIONA - MARZO



Conclusión:

Ante todo lo presentado y viendo la identidad líquida que presenta la actual sociedad, estoy convencido que necesitamos prevenir y forjar una identidad sólida en la actual generación de niños y adolescentes que les garantice no depender del uso de las tecnologías ni la aprobación de personas desconocidas para muchos de ellos, sino que los acerque a los afectos más cercanos y directos como la familia, las amistades y seres compasivos y comprensibles.

Es un deber de toda la sociedad fomentar los lazos de unidad entre personas reales y con valores genuinos de hermandad.



Webgrafía:






No hay comentarios.:

Publicar un comentario